Antiguamente,a mi edad,las mujeres se dividían en dos clases. Las casadas y madres que cumplen con las leyes de la física y la naturaleza, como dios manda, y las que han quedado solteras para desgracia de sus familias. "Pobrecita, se le pasó el arroz".
Afortunadamente, y no sólo gracias a las enseñanzas de Carrie Bradshaw que en el fondo es una romántica empedernida, hoy estar sóla es otra opción.
¿Tan respetable como cualquier otra sin que nos miren como sapos de color rosa?. No siempre.
La educación todavía considera la estabilidad emocional y la maternidad el camino lógico a seguir para una mujer.
Todo esto, perdonandme el preámbulo, hace que en la actualidad las singles se rodeen de tres tipos de amistades.
Las independientes, con pareja o sin ella, pero sin hijos y libertad total; las madres A y las madres B.
Os preguntareis porqué hago subgrupos dentro del rango materno. Pues bien, el rollo "mi niño" no afecta a todas las mujeres de la misma forma.
La primeras no ven más allá de su churumbel bajo ningún concepto. No hay salidas, ni conversación que no gire a su alrededor.
Las madres B quieren seguir siendo ellas mismas, y disfrutar , además de sus hijos, del resto de las maravillas que la vida les ofrece.
Ojo, esto no es un ranking de prioridades, sino de inquietudes.
Cuando decididimos subir el escalón que nos lleva a empollar el nido, cambia toda nuestra escala de valores; eso lo sabemos tambíen las que no hemos pasado por esa puerta.
Pero un hijo no es un sinónimo de dejadez, tanto física como social, es un paso más.
Es difícil abordar este tema desde el lado de las "no madres" sin que alguien te increpe y te diga lo importantísimo que es su chiquitín y que tú y todo tu tiempo libre es quien tiene que amoldarse a la nueva situación.
Por favor...
Uno de los más comentados episodios de SYN, habla de la falsa lista de no boda de Carrie reivindicando sus Manolos perdidos.
Y las Carries que aún quedamos sólo queremos comprensión por vuestra parte queridas madres A. Nosotras también somos importantes , tenemos una agenda en la que después del baño de niño puede que no siempre estemos libres; y nos encanta llegar a casa después de tomar unas cañitas sin tener que sentirnos culpables de llevar una vida sin pañales.
